Cenizas
incandescentes
El
tiempo ha pasado rozando mi piel,
como
una hoja que baila azotada por el viento.
Pero
mi cuerpo, cual losa férrea,
continua
en el fondo del océano
anclada
a tu piel y a tu recuerdo.
Y
maldigo nuestros pétreos encuentros,
en
tu cabaña desvencijada.
Y
maldigo a quien te apartó
de
nuestro camino bacheado.
Del
vaivén de mis deseos
apagados
por la luz del día.
De
sueños que menguan
en
charcos de saladas lágrimas.
De
ti, de mi y del etéreo nosotros.
Fotografía de Joshua Woroniecki en Pixabay
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